Patricia Miranda Castro, académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM, en colaboración con un estudiante de la primera generación de la licenciatura en Tecnología, propuso un proceso de adsorción (de mercurio) y degradación fotocatalítica (de rojo de metilo) mediante el empleo de microesferas de quitosán impresas molecularmente, como una opción para el tratamiento de aguas residuales corrompidas con metales pesados y colorantes textiles.
Las pruebas se realizaron, incluso, con aguas que contenían una concentración de contaminantes mil veces superior a la permitida por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales. “Los resultados nos mostraron la adsorción de 99.95 por ciento, en el caso del mercurio, y de 86.5 por ciento de degradación fotocatalítica de rojo de metilo”.
Las esferas fueron probadas bajo normas que aseguraban que el agua tratada de esa manera estaba libre de contaminantes; no llega a tener el nivel de potable, pero sí se lograron niveles muy altos de descontaminación.
Estas pequeñas pelotas pueden usarse de nuevo. Una vez que han capturado el contaminante se colocan en una solución que las lava y deja listas para su reutilización; además, son biodegradables y biocompatibles.